Dirty Joe: la tremenda maldad de Obama
Por primera vez en la historia, los más grandes ladrones, pervertidos sexuales y asesinos, han ocupado los Gobiernos con malas artes y manipulando los eventos electorales, para llevar a cabo actos criminales que ni siquiera, la población más inocente y educada, en su vorágine de miseria, podía imaginar.
Si miramos con buen ojo, y enfocamos con cierta curiosidad, todo lo que vemos sirve para reunir datos relevantes y conformar una idea general del paisaje social que nos envuelve.
Por ejemplo...
En Alaska los rusos captan imágenes, en la bocana de un puerto, y descubren que es un submarino nuclear de la Clase Ohio, saliendo de un refugio, no revelado, del Mar de Bering.
Se trata de un barco de la U.S. Navy despedido alegremente por una banda de gaviotas; compañeros de armas y familiares desean suerte con sus pañuelos, en un muelle camuflado de Prudhoe Bay, en pleno Círculo Polar Ártico.
En la tripulación de ese barco está un gran amigo mío que escribe casi siempre sobre la maldad innata del funcionario… Es un puñetero genio que me recuerda mucho el carácter ilusorio del American dream…
Y creo que cuando se licencie dará un buen susto a los editores porque sabe mucho del Estado Profundo y de la inevitable implantación de una dictadura socialista global...
Es algo curioso leer a este tío, aunque sea en una simple carta, porque hay pocos militares de Inteligencia que tengan tanta base empírica para describir a este “ganado” tan peligroso y que tiene tanto poder.
Elijah dejó a un lado las frivolidades y chistes que siempre nos caracterizan cuando decimos burradas, o la risa nos envuelve, y fue al grano: «Esta vez vamos a una mala pelea»… y así me hacía a la idea de que el asunto era peligroso y que probablemente no volvería a verlo.
Era lo que solían decir, antes de salir hacia sus destinos, todos los de mi “Pandilla poética”; primero murieron tres entrañables amigos de la agencia en literaria para la que yo escribía, y al año siguiente, cuatro. Fue en Afganistán, destrozados por una bomba; los tres me dijeron, mucho antes de morir que toda la familia Biden era una banda de criminales manejada por el gran jefe de la mafia negra, Barack Hussein Obama.
No existe Dios del Cielo si no es capaz de castigar al más grande hijo de perra de la historia americana, Obama, que ordenó al enloquecido “zombi” de la Casa Blanca la retirada de Kabul a sabiendas de que el Taliban haría un matanza en el aeropuerto.
El Gang Obama presumía y advertía en los mass-media socialistas de que «Dirty Joe» era capaz de hacer cualquier “barbaridad” por afán de protagonismo...
Mis entrañables amigos eran escritores en el infierno que solo trataban de ahorrar para que todos nuestros sueños cervantinos se cumplieran fundando una agencia en un lugar exclusivo, en Foggy Bottom…
«A lo grande, tío, nada de miseria» en lo más elegante y exquisito de Washington; algo distinto para obsequiar con una tarjeta de diseño a cualquier imbécil que te vacilara:
«Ten cuidado pedazo de idiota, te van a llover improperios verbales y un montón de balas por todos sitios...»
Son tiempos malos, desde que murieron mis tres queridos socios; cómo olvidar a los guerreros que brindan con cerveza en la estación naval de Rota, en España, hasta caer al suelo.
Ni es mi primer familiar muerto en acto de servicio en el U.S Army, ni es la primera vez que pierdo a un amigo de la U.S. Navy; todos escritores de mal vivir, columnistas en humildes periódicos.
Apretón de manos y abrazo.
Ese es el único mensaje en clave para los amigos; algo así como entrar en Rusia o North Korea, estos días de Dios a sabiendas de que lo mejor que te puede pasar es que te maten de un disparo y que se cierre tu historia para siempre.
Un manada de caribús se une a la despedida del submarino nuclear; y entonces reflexionas y comprendes que ese rebaño de rumiantes, no es otra cosa que los suculentos filetes que comen todos los componentes de la tripulación.
Allí se comen los mejores filetes del mundo. Nada de maldito pescado, una singladura tras otra.
Pero el Kremlin, desde la península de Kamchatka, saca su tablero de “ajedrez” y mueve algunos de sus satélites para ver ese submarino americano que puede desaparecer en cualquier momento con su primera maniobra de inmersión. Esos rusos también miran con buen ojo...
La respuesta del horizonte a este conjunto de detalles, es una pincelada que nubla, en linea recta, los destellos rojos en un mar que parece en calma porque está congelado y porque el submarino navega por el “río” que le ha abierto el práctico de Barrow City que tiene el honor de conducirlo por el Estrecho de Bering y bajarlo hasta North Pacific.
Mirar con buen ojo y hacerlo con inspiración, es una vieja sugerencia de los capitanes y comandantes de la Navy; mucho más si se trata de un barco recolector de inteligencia, de un submarino espía armado con misiles balísticos.
Es por eso que el “buen ojo” es un arma poderosa de inteligencia; todos los marineros saben que solo pueden sobrevivir los que no se duermen con el canto de las sirenas, ni con la mala leche del viento huracanado.
Tampoco puedes dormirte en los laureles. Porque el Woke Imperium sigue controlando el crimen global y está utilizando todos sus recursos demoníacos sin ningún tipo de sentido místico-religioso para manipulación y soborno de todos los políticos corruptos de Europa; que son casi todos, dicho sea de paso...
Ayer mismo pude comprobar, de primera mano que las élites estadounidenses deambulan en un desfile de aparentes intercambios culturales disfrutando de paisajes salvajes empobrecidos por los propios “paletos”, sin signo alguno de educación, elegancia o riqueza cultural…
La jubilación o la casa vacía de la viudedad, es el oscuro escenario de la soledad del que otrora era marido y padre, hermano, amigo, y ahora lo percibimos como invisible, como una sombra que arrastra su huella bajo una vieja farola tambaleante.
Están fabricando pobreza, adrede… ¿Porqué esta maldad?
En estos últimos tiempos, las putas son las mujeres más amables y educadas, porque las mafias de las drogas y el puterío están en manos de los políticos canallas más perversos que nadie haya conocido nunca.
Por primera vez en la historia, los más grandes ladrones, pervertidos sexuales y asesinos han ocupado los Gobiernos para llevar a cabo actos criminales que ni siquiera, la población más inocente y educada, en su vorágine de miseria, podía imaginar.
No le estoy hablando, ahora, de ningún país en concreto sino de una movida global que abarca a todos los países del llamado Occidente, o si quieren, mejor, de toda la civilización judeocristiana.
Entendiendo que la emergente y poderosa potencia China, ejerce una influencia determinante en el Indo-Pacific, no debemos olvidar que la maquiavélica “gobernanza por el miedo” una de mis áreas de interés teórico, ha cambiado -por completo- las reglas del juego en el arte de la guerra.
China no desprecia en absoluto el continuo coqueteo financiero con casi todas las naciones del continente americano y con la Unión Europea. Beijing ha tomado nota de que la orgía en Bruselas es una exacta copia de la Sodoma y Gomorra de los libros sagrados judeo-cristianos...
Una de las premisas más importantes que barajan los chinos es que todos los socio-comunistas arrasarán la cultura de Occidente haciendo el trabajo sucio que china pagará con mucho gusto.
Les cuesta trabajo digerir que la religión es el alma de toda civilización; pero los endemoniados asesinos socialistas, son esclavos y posesos (en todo el sentido de la palabra) del poder del demonio que dirige el Gobierno.
Ellos, los malos (no es ningún maniqueísmo) manifiestan la inquietud innata, y esencial a todo hombre, que lo separa de sí mismo y lo arrastra hacia lo infinito, hacia lo que es simple y elemental; el sociata ignorante y malvado, se muere con su propio veneno.
No saben establecer una diferencia coherente entre Historia y Memoria; entonces lo más fácil que elaboran sus retorcidos cerebros, es destruirlo todo porque sus líderes supremos lo ordenan y porque en su verborréico “programa” se supone que ha quedado claro que hay que robárselo todo al contrincante.
Eso es lo que logra entender la chusma adoctrinada; la violencia, la política vengativa y la mala leche destructiva se adueña de todas las páginas escritas o grabadas en vídeo.
Primero fue la distópica elección de un infierno concebido y desplegado por la Casa Blanca del degenerado y corrupto, Joe Biden. Después continuaron con el catecismo del “Woke Imperium” que se ha convertido en la letanía incoherente de prostitutas, pervertidos sexuales dignos de atención psiquiátrica, y criminales pederastas que están tomando las escuelas.
Cómo le dices a un asqueroso ignorante adoctrinado por la socialdemocracia, que la familia es siempre la clave para renovar y fortalecer la existencia de una nación; por eso proteger la familia en la intimidad de su hogar debe ser una prioridad para salvar a a nuestros hijos y nietos.
Ya son 7 mis amigos muertos, muy buenos escritores todos.
La hipocresía de los más asquerosos políticos está pulverizando nuestra historia y nuestro mundo; no están dividiendo en dos como argumentan los criminales militantes que buscan medallas en la sangría; esa chusma adoctrinada que repite siempre la misma letanía como un viejo disco rallado.
Poner fin a este ultraje que la clase dominante ha desplegado contra la ciudadanía; la gran estafa de la pandemia, esa gran mentira del COVID, esos asesinatos en masa, y los nuevos matones climáticos para empobrecer, aún más, a los ciudadanos hasta la muerte, es de capital importancia para que se haga justicia.
Si no se encarcela a los culpables, vendrán cosas peores y no habrá Dios que te proteja, ni a ti, ni a los tuyos.
Hace tanto tiempo que hablamos de guerras que ya casi nadie escribe de la luna que alumbra nuestro tejado, o del sol que brilla fuera de la ventana.
Decían mis queridos amigos que cuando alguien te prepara un té con elegancia y afecto, la taza recoge los pensamientos y los coloca en el tiempo, relajando el corazón.
Alfonso M. Becker © copyright (Todos los derechos reservados)
R.I.P.
En memoria de mis amigos muertos, entrañables hermanos, estos últimos tres años.
